El escrito que a continuación se presenta, es una reflexión personal sobre el trabajo que como docente realizo, el cual surge como resultado del primer módulo de la especialización en competencias docentes para la educación media superior.
Sin duda alguna, todos tenemos una interesante historia acerca de cómo llegamos a ser docentes, la mía es la siguiente:
Como muchos de mis compañeros en esta especialidad, ser docente ha sido una gran satisfacción que no había imaginado tener. Gracias a mi carrera profesional las puertas se me abrieron para poder incursionar en esta noble tarea.
Considero que mi formación como Ingeniero en Sistemas Computacionales, realmente comenzó desde la preparatoria, ya que egresé como técnico en procesamiento electrónico de datos (desarrollo de sistemas), situación que me favoreció durante mi carrera en el ITTG, Instituto Tecnológico de Tuxtla Gutiérrez. Ahí se promovía el aprendizaje autodidacta, recuerdo que nos pedían proyectos que requerían del uso de tecnología que aún no nos enseñaban (algunas veces ni siquiera teníamos acceso a éstas), más sin embargo nos decían – Ustedes investiguen y háganlo. Esto me permitió desarrollar sistemas en entornos visuales (ambiente Windows), cuando aquí, en Chiapas, aún se desarrollaba software en modo Texto, situación que me hizo sobresalir como estudiante. A partir de ahí, estando en 7º. Semestre uno de mis maestros me invitó a impartir cursos de desarrollo de sistemas para el depto. de Informática del Colegio de Bachilleres de Chiapas, acepté y sin darme cuenta estaba dándole clases a Ingenieros en Sistemas Computacionales y Licenciados en Informática. Es ahí cuando comencé a trabajar como docente. La voz corrió y más tarde estaba dando cursos de programación visual a mis compañeros del ITTG. Al terminar mi carrera, el colegio de bachilleres me invitó a laborar con ellos en el desarrollo de Sistemas y al mismo tiempo otro maestro me invitó a dar clases en la Universidad Valle del Grijalva. Acepté los dos trabajos. Un año después, fui contratado por la Universidad Pablo Guardado Chávez, en las carreras de Ing. en Sistemas Computacionales, Lic. en Informática Administrativa. e Ing. Electrónica (llevo 11 años trabajando en esta universidad). Después de trabajar tres años desarrollando software para el colegio de bachilleres y de manera personal, se me presentó la oportunidad de dar clases de Informática en la Preparatoria No. 1 del Estado de Chiapas, a la fecha tengo 10 años de servicio, tiempo completo y he sido subdirector en 3 ocasiones (hoy en día estoy viviendo la 3ª. ocasión).
Considero que ser profesor es una de las tareas más importantes y nobles que puede existir, ya que nuestro trabajo tiene frutos, podemos facilitar el conocimiento a los alumnos y darle las bases para sus estudios posteriores y/o profesionales. Trabajamos con material humano y no con trámites o papeleo que luego queda en el olvido. Sin embargo, no es una tarea sencilla, ser docente implica enfrentar una serie de retos, el primero de ellos es que la mayoría de quienes somos docentes culminamos nuestra carrera profesional, más no tenemos la formación pedagógica, ninguno de nosotros pensaba ser docente de educación media superior. He tenido que aprender a ser maestro a base de prueba y error, con la práctica y andando en el camino, pero aun así carezco de bases pedagógicas que faciliten mi labor y al mismo tiempo el aprendizaje de mis alumnos, situación que provoca insatisfacción en la mayoría de los docentes. Como muchos, al principio de mi actividad como docente tuve inseguridad, ya que no sabía cómo transmitir el conocimiento. Es necesario combinar mis conocimientos como profesionista con bases pedagógicas, es necesario buscar la libertad para expresarme y relacionarme con mis alumnos, la libertad de ser docente. En un principio no tenía identidad, más con el paso del tiempo, la experiencia y la preparación, la he ido adquiriendo. Por otra parte, debo tratar con adolecentes cuya falta de identidad algunas veces genera una autoestima baja, están afligidos y parecen no tener interés en nada, muchas veces su atención está fuera del aula.
Otro punto muy importante es cuando se da el exceso de carga de trabajo, una gran cantidad de horas frente a grupo y tener un número elevado de alumnos (he llegado a atender a 430 alumnos en la preparatoria sin contar a mis alumnos de la universidad).
Por otra parte, el ser docente también implica encontrar solución a diversas situaciones que se generan por la falta de recursos didácticos e infraestructura en nuestras escuelas.
Al principio, ser profesor de educación media no me atrajo mucho, a diferencia del nivel universitario, me encontré, como ya mencioné, con jóvenes inquietos, inmaduros, algunos llegando a estudiar a la fuerza por sus papás, con problemas de identidad, etc. (los primeros días quedaba agotado), pero en pocos días me adapté y hoy en día siento que trabajar con ellos es una dicha, me contagian su juventud, los comprendo, los apoyo, los animo, los aprecio, soy maestro, amigo, entiendo su lenguaje y deseo que continúen su formación como profesionistas.
Tal vez sin darme cuenta, he logrado abrir los canales de comunicación tal y como lo plantea Esteve, ayudándoles a comprenderse a sí mismos y a entender el mundo que les rodea, transformarlos en seres conscientes de lo que son capaces de hacer.
Ha sido para mí un compromiso el preparar prácticas, manuales, presentaciones electrónicas, exposiciones, revisar ejercicios, entre otras, durante las horas de descarga académica y dedicando tiempo extra por las tardes, con la finalidad de poder llegar ante mis grupos bien preparado y cumplir con el desarrollo de las competencias esperadas.
En mi práctica docente empleo como elementos, la planeación, los propósitos, los objetivos, recursos (laptop, cañón, laboratorio de cómputo, etc), estrategias didácticas (proyecciones, socialización, plenaria, lluvia de ideas, etc.) y trato de emplear diversos instrumentos de evaluación, pero después de haber leído “La aventura de ser maestro” de Esteve, me ha hecho reflexionar en gran medida cuando menciona – “Nunca encontré una mejor definición del magisterio: dedicar la propia vida a pensar y sentir, y a hacer pensar y sentir” – pocas palabras pero que definen tanto, esa búsqueda de un ser pensante, analítico, sensible y poder transmitir esa inquietud por el conocimiento a nuestros alumnos, esa motivación.
De igual manera la lectura me ha hecho reflexionar al mencionar – “no tiene sentido dar respuesta a quienes no se han planteado la pregunta; por eso la tarea básica del docente es recuperar la pregunta” -, pues debemos despertar esa curiosidad en los alumnos del ¿Qué?, ¿Para qué?, ¿Cómo?, también me ha hecho ver que debemos divertirnos cuando damos clases, renovarnos pedagógicamente, que debemos establecer esos canales de comunicación con los alumnos, facilitarles el conocimiento, que somos servidores. Así mismo, me hizo recordar que mucho del buen trato e intenciones que tengo para con mis alumnos, se lo debo a mis buenos maestros, que debemos ser maestros de humanidad, que lo que espero de mi trabajo es que sea un gozo y no una carga.
Hoy en día me siento muy satisfecho cuando un alumno logra los objetivos establecidos, cuando logra desarrollar sus prácticas de manera autónoma, cuando los ves en una universidad, cuando ves que un ex alumno ya es un profesionista, cuando te reconocen tu trabajo como docente con un “gracias maestro”, cuando te nombran padrino de generación, cuando te encuentras con algún egresado y te saluda con afecto y te dice que tus clases le han servido mucho, entonces te sientes bien y tienes aún más razones para seguir esforzándote.
Me siento satisfecho siendo docente. Las materias que imparto en educación media superior y en el nivel superior son muy propias de mi profesión, el ser docente no me ha hecho menos Ingeniero en Sistemas Computacionales, de hecho con mis colegas tenemos un lema, “El ingeniero en Sistemas Computacionales que deja de estudiar, es cada día menos Ingeniero”, ya que la tecnología avanza y no podemos quedarnos estancados. Para dar clases de informática tengo que mantenerme al día con la tecnología, software, hardware, paradigmas de programación, etc.
A través de esta especialidad, me he dado cuenta que gracias a las lecturas, experiencias, reflexiones y opiniones de mis compañeros, he podido clarificar este trabajo, mi identidad como docente se ha fortalecido y ahora tengo un panorama más amplio acerca del trabajo, el compromiso, la visión y la actitud que como docente debo tener.